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Sin duda que has leído bastante sobre este tema, sin embargo, quiero compartir las cosas que he descubierto al irme a vivir a otro país. Si bien nadie dice que sea fácil, la actitud es fundamental para ver las oportunidades que trae consigo una decisión como esta.

Vivo en Madrid cerca de 6 años, y más que una maleta de sueños lo que sí traía conmigo era un optimismo muy grande y una confianza quizás exagerada de mi quehacer como periodista en Chile, en realidad en una una ciudad llamada Valparaíso donde me desarrollé como asesora de comunicaciones por 17 años en distintos estamentos del Estado. Pisaba por ende, un terreno conocido, muchas personas me conocían y por qué no decirlo, confiaban en mi trabajo.

Quizás con una ingenuidad que a algunos podría asustar, pensaba que mi aterrizaje en Madrid no seria muy difícil y que mi experiencia ayudaría a que se abrieran puertas. La verdad es que puertas se me abrieron pero no necesariamente en mi campo. Fue entonces cuando emociones como angustia, frustración e incluso desconfianza en mis capacidades comenzaron a rondar en mi mente.

Tuve oportunidades de entrevistas, muchas, y siempre fueron muy amables conmigo, no obstante, tras escribir y preguntar qué habían parecido algunas propuestas enviadas, del otro lado no había ni una respuesta, ni siquiera un NO. Fue entonces cuando tras un par de años de dar un poco de tumbos empecé a apostar por mi, fue como un despertar y comprender que los SI era necesario que me los comenzara a dar yo.

Me empecé a mover, a tocar puertas a inventar cosas en mi área y a explorar otras nuevas, fue un EXPANSIÓN a todo nivel donde con el tiempo sería más consciente que lo que predominó en ese momento, fue una adecuada gestión emocional. Las ideas comenzaron a explotar en mi cabeza y lo que si sabía era que quería tener un trabajo que me permitiera ser creativa. Comencé por una formación de Yoga para niñ@s donde fui encontrando a mi propia niña interior y donde la energía de 40 mujeres me hicieron sentir que con ellas podía conseguir lo que quisiera. A esto se le llama SINCRONICIDAD.

Carl Jung acuñó el concepto de “sincronicidad” para definir “la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal”. Es decir, la coincidencia temporal de dos o más eventos, que guardan relación entre sí, pero que no son uno causa del otro, sino que su relación es de contenido.

Maravilloso, ya había comenzado a encontrar un camino. A ello se sumo la posibilidad de comenzar a dar clases y fue entonces cuando mi primer sueño se comenzaba a hacer realidad. En palabras del psicólogo Abraham Maslow tras mi formación pasé de una competencia consciente a una competencia inconsciente, es decir ya sabes hacer algo y eres capaz de comenzar a disfrutarlo. En ello llevo ya cerca de dos años.

Tras ello, me formé como Coach experta en inteligencia emocional y Programación Neurolingüística y fue otro momento importante para mi vida, donde tomé consciencia de mis emociones y de quién soy, más allá de etiquetas e identidades relacionadas con las imposiciones sociales lo cual fue trascendental en mi camino de crecimiento personal y profesional.

¿Qué me ayuda a ir buscar oportunidades?

Una de mis palabras favoritas en todo proceso de alcanzar objetivos es la capacidad que tenemos de motivarnos,  en este aspecto me permito un inciso que me parece interesante. El trabajo de un Coach más que motivar, es acompañar a los coachees para que vayan encontrando sus propios mecanimos de motivación. Despetar la dopamina, neurotransmisor del placer; generar un plan de acción para lo cual la protagonista en esta etapa será la adrenalina neurotransmisor que nos ayuda a esforzarnos, y finalmente ayudar a visualizarse con el objetivo conseguido momento en que se activa la serotonina, neurotransmisor que nos permite sentir emociones como la alegría o satisfacción. Esta triología se conoce también como DAS

D: Dopamina  / A: Adrenalida / S: Serotonina

En su libro “El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos” Daniel Goleman cita al psicólogo David McClelland, quien fue un importante teórico de la MOTIVACIÓN. El menciona tres tipos de motivaciones aunque sabemos que pueden existir muchas más. Antes de ir a ella es importante recordar que motivación deriva del latín motivus o motus, que significa ‘causa del movimiento’. 

McClelland indica que el primero de los tres motivadores es la necesidad de poder, en el sentido de influir en otras personas. Entre ellos se encuentra el egoísta y egocéntrico, donde no importa si el efecto es bueno o malo y que caracteriza a los narcicistas. El otro en cambio, comporta un beneficio social. El segundo motivador es la necesidad de afiliación, el placer que se desprende de estar con gente y de colaborar con aquellas que están a gusto. Cuando piensan lo bien que sentirá el equipo al alcanzar una meta en común en estos individuos llenarse de energía.

Por último tenemos la necesidad de consecución, de alcanzar un objetivo significativo. A las personas que se caracterizan por ese motivador les encanta llevar la cuenta de lo que sucede, recibir información sobre su progreso. Las personas con un fuerte impulso de consecución se esfuerzan por mejorar, aprenden incesantemente. Aspiran siempre a obtener mejores resultados.

Finalmente quisiera compartir contigo mis propios descubrimientos en este proceso y que con el tiempo me ha ayudado a darme cuenta que migrar a otro país te ayuda a:

1.- Ampliar tu horizonte: al ver que las cosas se pueden hacer de manera distinta, y que las dificultades son oportunidades para aprender.

2.- La curiosidad forma parte de ti: todo pareciera que es nuevo, si aprovechas de ver con ojos de niño/a todo lo que te rodea, cada día puede ser un descubrimiento.

3.- El aprendizaje es constante: de cómo ver y hacer las cosas.

4.-Posibilidad de elegir lo mejor de cada lugar: no hay porqué renunciar a lo conocido, seguro que en cada país habrá cosas buenas y tienes la gran oportunidad de elegir lo mejor de cada uno de ellos.

5.-Todos los días pueden ser distintos: parece imposible y lo es si te lo propones. Después de un tiempo comienzas a vivir una rutina, sin embargo, te recomiendo no perder nunca tu capacidad de asombro, esto enriquece tus días.

6.-Te vuelves más creativo/a: esto es algo que aunque no te lo propongas, ocurre y es fantástico te enseña nuevas cosas de ti.

En definitiva migrar no solo te ayuda a aprender, sino que también a crecer y EXPANDIRTE re-descubriéndote y llevándote probablemente a lugares insospechados.